El Clásico animado: 117 años de rivalidad Real Madrid – Barcelona

Lo que te vamos a contar es historia, pero pasaría por un culebrón venezolano o por la colección completa de Juego de Tronos. Todo comenzó en 1902. Todavía no había nacido Jordi Hurtado. El Barça ganó. Alfonso XIII presidió el partido y hubo flechazo. Poco después, el Madrid fichó al extremo izquierdo del Barcelona, Alfonso Albéniz, hijo del famoso compositor Isaac Albéniz. Así comenzó lo que terminó siendo una costumbre ancestral: pelearse por los jugadores.

La herida definitiva

En 1943 se abrió la herida definitiva. El Barcelona ganó en la ida de las semifinales de Copa por 3-0 y el Madrid se preparó una conjura para remontar. Se repartieron silbatos y el Barça fue recibido con una pitada monumental. El primer tiempo terminó con 8-0 a favor de los blancos y el Barcelona se planteó no salir en la segunda parte. Lo hizo finalmente por recomendación policial. El partido acabó 11-1 y lo que empezó como una disputa deportiva derivó en un conflicto social. Los presidentes de ambos clubes se vieron obligados a dimitir y en el Madrid el puesto vacante lo ocupó un tal Santiago Bernabéu. Habrán oído hablar de él. La batalla no tardó en reanudarse: el Barcelona tanteó al madridista Rafa y el Madrid se vengó fichando a Molowny. Con Kubala se adelantó el Barça y por Di Stefano empataron. El Barcelona llegó a un acuerdo con River y el Madrid con Millonarios de Bogotá. Di Stefano llegó a jugar amistosos con el Barcelona pero la decisión de la autoridad gubernativa fue salomónica: los siguientes 5 años jugaría una temporada con cada equipo. La reacción del Barça se resumen en una frase de Nicolau Casaus, antiguo presidente del FC Barcelona: ‘’¡Para ustedes el pollastre!’’

Final Copa 1968

En vísperas de la final de la Copa de 1968, Bernabéu dijo en un discurso oficial que estimaba a Cataluña a pesar de los catalanes. Narcis Carreras, presidente culé respondió que ‘’son peores los separadores que los separatistas’’. El Barça ganó 1-0 y una lluvia de botellas cayó al campo en protesta por el arbitraje de Antonio Rigo, que tiempo después admitió que se hizo antimadridista desde ese mismo día.

El escándalo Guruceta

En 1970 fue el turno de Guruceta. El Camp Nou se levantó en armas cuando pitó un penalti por empujón de Rifé a Velázquez, fuera del área, pero que muy fuera del área. Hubo invasión del campo y se suspendió el partido a 5 minutos del final. Miguel Muñoz fue golpeado en la cabeza por un objeto y el gerente del Real Madrid compareció para calmar los ánimos y dijo: ‘’Esto pasa en cualquier pueblo de España.’’ Por alguna razón, sus palabras no sentaron bien.

La llegada de Cruyff

El fichaje de Johan Cruyff por el Barça en 1973 fue tan lamentado por el madridismo como por un culé de nombre Josep Pla. El escritor se manifestó con las siguientes palabras: ‘’¿Qué habéis hecho? ¡Qué disparate! Un hombre de la cocina de la mantequilla transportado a la cocina del aceite.’’ El 17 de febrero de 1974 el Barça ganó 0-5 en el Bernabéu. Compensó 14 años sin ligas y amortizó el fichaje de Cruyff. Eso sí, la alergia permanecía. En 1979 el Barcelona retiró el color blanco de su segunda equipación.

Futbolistas que vistieron ambas camisetas

A partir de los años 80 se reabrió el puente aéreo. Los futbolistas volaban de un club a otro cambiando de amores, camiseta y contrato. Schuster, Laudrup, Luis Enrique… Sin embargo, el fichaje más sonado fue el de Luis Figo. Florentino pagó el precio de la cláusula de rescisión y en su primera visita al Camp Nou, Figo fue agasajado amablemente con la cabeza de un cochinillo y una botella de JB.

Rivalidad en los últimos años

Con Guardiola y Mourinho la rivalidad deportiva y política se hizo además filosófica. La tormenta de clásicos, 4 en 18 días, desembocó en una tensión que dejó numerosas víctimas, ninguna tan ilustre como Iker Casillas. La relación ha mejorado y el Madrid y el Barça solo se lanzan puyas cuando ganan algún título, es decir, cada seis meses. En el fondo de su ser saben que se necesitan, pero es tan en el fondo de su ser que lo olvidan a menudo.